Eva Fariña / Fotos: Pablo Eguizábal. Madrid
El próximo 5 de mayo de 2012 se celebra el I Día Mundial de la Hipertensión Pulmonar, una enfermedad que en España afecta a 16 personas por millón de habitantes. Según han explicado los especialistas, en la actualidad la mayoría de los pacientes afectados no tienen cura, pero sí pueden ser tratados con fármacos. El principal problema de la hipertensión pulmonar es la demora en el diagnóstico. Con el objetivo de promover una detección precoz de la enfermedad, y para divulgar sus síntomas y efectos, la Asociación Nacional de Hipertensión Pulmonar ha promovido la celebración de este Día Mundial, así como un simposio científico que se celebrará en Madrid, con la participación de especialistas en Cardiología, Neumología, Medicina Interna, Reumatología, Pediatría y Atención Primaria, entre otros profesionales sanitarios.
Miguel Ángel Gómez Sánchez, cardiólogo de la Unidad
de Hipertensión Pulmonar del Hospital 12 de Octubre.
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Miguel Ángel Gómez Sánchez, cardiólogo de la Unidad de Hipertensión Pulmonar del Hospital 12 de Octubre de Madrid, ha defendido que esta enfermedad sea tratada “en unidades especializadas”. “La hipertensión pulmonar no es privativa de ninguna especialidad. Hospitales como La Paz o el 12 de Octubre tienen una unidad de hipertensos pulmonares que es multidisciplinaria, con neumólogos, cardiólogos, internistas y reumatólogos, pero también son necesarios los cirujanos cardiacos y torácicos, así como radiólogos o inmunólogos. Esta enfermedad debe ser manejada en unidades especializadas, porque son pacientes de alto riesgo que consumen muchos recursos. Los fármacos necesarios para tratar la hipertensión pulmonar no están exentos de riesgo y son de alto coste, por lo que considero importante que esta enfermedad sea diagnosticada y manejada en unidades especializadas y multidisciplinares”, ha incidido.
Gómez Sánchez ha explicado el origen y las consecuencias de la hipertensión pulmonar, y ha destacado que cada año en España se diagnostican entre 100 y 150 nuevos casos. “El problema es la tardanza. Las enfermedades pulmonares y cardiológicas tienen síntomas muy parecidos, como la disnea, el dolor torácico o la insuficiencia cardiaca. Su diagnóstico es difícil. Hace ocho años, el tiempo medio de diagnóstico en España era de 3,5 años, y en la actualidad es menos de 2 años. Se está haciendo un gran esfuerzo por diagnosticar al paciente en las primeras fases de la enfermedad”, ha señalado. Sin embargo, en dos de cada tres casos la enfermedad se detecta cuando ya está en una fase severa y los fármacos ya no son tan eficaces. Además, el tratamiento es muy caro, ya que solo en medicamentos cada paciente supone un gasto de entre 10.000 y 180.000 euros.
También se ha referido al tratamiento de estos pacientes Sergio Alcolea, neumólogo del Hospital La Paz de Madrid, quien ha recordado que los fármacos son únicamente de dispensación hospitalaria: “No son pacientes a los que les das una pastilla y te olvidas, sino que tenemos que adecuarnos a nuevas posologías y debemos adquirir conocimientos farmacológicos y farmacoeconómicos”. En cuanto a la situación que se encuentra un especialista a la hora de afrontar el diagnóstico de esta enfermedad, el Dr. Alcolea ha explicado que “aproximadamente un 50 por ciento de los pacientes que son derivados a la consulta especializada de Cardiología o de Neumología es por disnea”. “Dentro de este porcentaje, si tenemos en cuenta una franja de edad de entre 40-50 años, un paciente exfumador, con el colesterol un poco alto e hipertenso, tendríamos que abrir un abanico de enfermedades muy amplio. Habría que descartar primero EPOC, asma, una cardiopatía, etc., enfermedades mucho más frecuentes y que debemos descartar primero. O bien piensas en la hipertensión pulmonar desde un principio o llegas a su diagnóstico después de descartar el resto de las enfermedades. El diagnóstico es muy difícil, y por eso se produce una demora de dos años”.
Por su parte, Juan José Ríos, del Servicio de Medicina Interna del Hospital La Paz de Madrid, ha explicado que actualmente la hipertensión pulmonar se aborda con un tratamiento “vasodilatador, con el objetivo de dilatar el ventrículo derecho para evitar el colapso y la insuficiencia”. “En el caso de esta enfermedad, la investigación es difícil porque hay pocos casos. Muchas veces, ante la gravedad de la enfermedad, se intenta buscar soluciones en función de la situación de cada paciente. Los criterios del tratamiento se van modificando, evolucionan, y cada vez se tienen más en cuenta elementos más complejos, pero todavía queda un largo camino hasta definir cuál es el mejor tratamiento para cada paciente”.
Miguel Ángel Gómez Sánchez, cardiólogo de la Unidad de Hipertensión Pulmonar del Hospital 12 de Octubre de Madrid; Irene Delgado, presidenta de la Asociación Nacional de Hipertensión Pulmonar; Sergio Alcolea, neumólogo del Hospital La Paz de Madrid, y Juan José Ríos, del Servicio de Medicina Interna del Hospital La Paz.
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